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Little Women: todas íbamos a ser mujercitas

2 Feb

Dada la cruza improbable entre disponibilidades de tiempo e interés por la cartelera ofrecida, estas últimas semanas he vuelto al perdido hábito de ir a ver peliculas al cine. En realidad, al perdido arte de ver películas, porque llega una etapa de la vida en que gastar dos horas en algo full atención llega a ser el más costoso de los lujos.

Pero pudiendose dar esa ostentación, he podido ver películas muy inspiradoras (en serio, vean Frozen 2 y Jojo Rabbit). Pero hoy quiero hablar de una que siempre es una favorita en mi corazón: Mujercitas (Little Women, 2019). Fui con las expectativas altisimas porque me parece que la narrativa audiovisual de Greta Gerwig es una maravilla femenina, porque Saoirse Ronan es una monstruo actoral de todo mi gusto y porque el resto del elenco + directora feminista + libro favorito de la infancia era una combinación imposible de decepcionar.

Y así fue: Mujercitas me robó el corazón. Es una película para fans del libro, definitivamente. Es una película para mujeres, absolutamente. Es una pelicula para refrescar el género de adaptaciones literarias al cine, más que merecidamente.

Lo que hace Gerwig es maravilloso no solo en su cinematografía y banda sonora (la elegancia evocadora de Beth en cada piano) sino en lo que significa volver a contar una historia tantas veces contada. Pero ahora el centro no es la historia, sino quienes la protagonizan. La película no se llama Little Women por casualidad: las cuatro hermanas son el centro absoluto, repartido con preciosa ecuanimidad.

El como las mujeres crecemos en nuestras diferencias, nuestras competencias absurdas, nuestras solidaridades, nuestros talentos, nuestras circunstancias y nuestras decisiones. Todo eso se desarrolla dandole plena justicia a las pequeñas mujeres que muestra la historia de Louis May Alcott, desenvolviendolas en todas sus dimensiones. Y es hermoso porque las cuatro son centrales, no solo la siempre heroina Jo March. La más evidente reinvindicación es Amy, casi siempre limitada al de la caprichosa, vanidosa y refinada de las hermanas, pero en esta versión Gerwig le hace la justicia merecida: la de decidida, la de artista ambiciosa, la de tomadora de oportunidades. Florence Pugh hace un trabajo maravilloso, merecidisimo todos los elogios recibidos.

La Beth de Eliza Scanlen no se queda atrás. Siempre relegada como complementaria de Jo, ahora desarrolla sus dimensiones de personaje querible por si misma; su timidez y amor por el arte introspectivo, sus relaciones afectiva (la relacion con el Sr. Laurence es probablemente la relación afectiva mejor lograda de la película, bellísima), su amor familiar y su sentido de deber (aunque le signifiquen rabias y riesgos) están maravillosamente tratados, sacandola de ese lugar secundario que siempre había tenido en las adaptaciones. Esta versión de Beth muestra la profundidad y belleza de la mujer más vulnerable, pero no desde su situación de víctima sino desde su fortaleza, desde todos sus intentos de supervivencia.

Little Women es una película profundamente feminista. Es en realidad una mezcla del libro de May Alcott con Un Cuarto Propio de Virginia Woolf, una oportunidad que probablemente Greta Gerwig tomó y realmente lo logró. Y es una película profundamente feminista pero muy amable con los hombres, con ese universo a veces abrumado por la fuerza femenina grupal, pero que aprende a tomar sus espacios no invasivos con profundo respeto y sobre todo, admiración. Los personajes masculinos también reflejan esa gama de hombres que uno conoce (o desearía conocer), con una preciosa forma de entender la masculinidad que puede identificar a varios en su proceso de adaptación a este mundo que estamos construyendo nosotras, de nuevos códigos y nuevas dimensiones afectivas no patriarcalizadas. Además, el Laurie de Thimothee Chalamet y el Friedrich de Louis Garrel son tan encantadores que superan en mi corazón las ya preciosas versiones de Christian Bale y Gabriel Byrne de 1994.

Siento que podría escribir un posteo aparte sobre la inmensa Jo March de Saoirse Ronan. Problablemente lo haga, porque antes que cualquiera de las otras mujeres de la cultura popular que me han inspirado para mi construcción personal de identidad, primero estuvo Jo March, y esta versión la reduce en su calidad de «heroina» pero la amplifica en su condición de indentidad femenina, de la que muchas nos podemos ver inspiradoramente reflejadas. Hoy más que nunca.

He conocido a Megs, a Amys, a Beths y las he amado y admirado como la aspirante a Jo March que siempre he sido. Las he conocido y me he fascinado con sus capacidades de salir adelante en la vida a pesar de las diferencias y de las circunstancias que no nos son favorables en la posibilidad de decidir. Y ver esas formas de ser mujer tan hermosamente reflejadas en esta película me ha maravillado, al punto de sentir esa necesidad irrefrenable de reflejar mi entusiasmo enorme en palabras. No sé si esto es una crítica cinéfila o un panfleto publicitario, pero definitivamente es un manifiesto de agradecimiento de la existencia de esta película (y su evocación de sentimientos) dentro del ámbito del Séptimo Arte.

Las mujeres tenemos mentes, almas y corazones. Para los demás. Para nosotras mismas.

Pd1: Te quiero mucho Greta Gerwig.
PD2: QUE INMENSO MONUMENTO DE LA ACTUACION ES MERYL STREEP. NO IMPORTA CUANDO LEAS ESTO.

 

verse reflejada en una película: literal